¿SABRÍAS ELEGIR LOS VINOS PARA ESTAS NAVIDADES?

– Mira, te he pedido que hablemos sobre los menús de Navidad, ¡y me sales con que estamos en Adviento! – Me responde mi hermano, un tanto malhumorado.

– ¡Pero si de eso vamos a hablar! Verás, nos faltan dos semanas para celebrar la Navidad, y como todos los años, nos juntaremos con la familia, los amigos, haremos comidas especiales, ya  tenemos preparada hasta los menús, pero nos faltan los vinos. ¿Has pensado qué vinos vamos a poner? No todos los vinos maridan bien con todos los platos (maridar es un término que se ha puesto de moda para decir que un vino y una comida no ligan bien, que no pegan, vaya.)

– Para los entrantes que has preparado, un poco de marisco y unos canapés,  marida muy bien un vino blanco del año, este año acuérdate de comprar añada 2.022, ¿ok? También podemos variar un poco si ponemos un vino de aguja, blanco o rosado, ya que sus burbujas nos harán estimular los jugos gástricos y preparar el estómago para la comida.

– Pues muy buena idea, y hablando de burbujas, ¿un cava podría tomarse para acompañar los entrantes?

– Un cava o un vino espumoso elaborado por el método tradicional, puede servir perfectamente para entrante, aunque te aconsejaría que fuera seco, ya que un semidulce o un dulce enmascararía los sabores de la comida. Por cierto, en nuestra zona tenemos los vinos espumoso Cueva, que se están consolidando como una marca colectiva que cada día tiene más reconocimientos.

– Luego tomaremos algo de pescado. ¿Con qué lo podemos acompañar?

– Pues mira, con los pescados, ya sean blancos o azules, va a depender del tipo de cocinado que le hagas. Tradicionalmente se ha dicho que con el pescado se deben beber vinos blancos o rosados, pero un besugo al horno, con un vino tinto joven, con toda su fruta y sus aromas, marida estupendamente. Siempre se debe beber un vino que no solape los aromas de la comida, o al contrario, que lo resalte.

– ¡Madre mía! Lo que estoy aprendiendo en este rato. Nos van a quedar una comidas muy completas.

– Y en el caso que finalices la comida con un plato de carne, ahí te recomiendo que te pases a un vino tinto. Su estructura y sus taninos hacen que la boca, las papilas gustativas se dispongan mejor para saborear los platos que hayamos cocinado. Y ya será cuestión de gustos: beber un vino roble, es decir de media crianza, un vino crianza o un vino reserva.

– Mi madre ha preparado unos postres que todos los años le salen súper buenos. Es un olor típico de Navidad el que dejan los postres por toda la casa.

– Pues bien, para los postres, tenemos una gran variedad de vinos para acompañarlos. Desde un vino espumoso, en este caso ya tienen mejor cabida los semi-dulces o dulces, que con sus burbujas harán que sean digestivos y se nos haga menos pesada la comida, hasta los vinos generosos de Jerez, o un buen Pedro Ximénez.

– ¡Qué bien! Con tanta información solo hace falta ir a comprarlos. Además este año en EFA Molino de Viento, donde estudio FP, hemos elaborado y embotellado un vino blanco que va a ser uno de los que ponga en el inicio de la comida. Es muy afrutado, con aromas a piña y a almíbar, que te dejar la boca llena de aromas durante varios segundos debido al punto de acidez que tiene. Es de uva blanca Airén, la típica blanca de La Mancha y a pesar de ser una variedad no muy aromática, al elaborarla con una baja temperatura, hemos conseguido potenciar los aromas afrutados que lo hacen muy agradable de beber y de catar. Podría estar aireando la copa un buen rato e ir desgranando los aromas que le van saliendo al evaporarse los compuestos aromáticos que los generan. Todo un juego, en el que puede participar toda la familia.

– Cómo se notan las clases de cata, ¿eh?

¡FELIZ NAVIDAD!; ¡SALUD Y BUEN VINO!

Javier Ramón RUIZ GARCÍA

Profesor EFA “Molino de Viento”