METAVERSO Y EL MUNDO VIRTUAL.

Una noticia de la que se está hablando mucho últimamente es de la conversión de Facebook a Metaverso, que pretende dejar atrás las antiguas formas de relacionarse en Redes Sociales, creando una realidad virtual tangible e intangible a la vez, que sustituya la presencialidad física con una presencialidad implícita.

Al ver a Mark Zuckerberg en la televisión anunciando orgulloso su nuevo plan de negocio y acunándolo como si fuera un bebé (de eso se trata ya que todavía estamos en los albores de la nueva Red Social), me pregunté: Pero ¿De verdad que es algo novedoso? Por un lado, ya hace años que el mundo virtual ha invadido áreas como la de los videojuegos y hace años también que, incluso estudiantes de Formación Profesional, al menos en España, han desarrollado plataformas para rehabilitar a personas con graves discapacidades. En este sentido, Zuckerberg no ha creado esta idea de la nada.

Mark Zuckerberg enseña su avatar en la presentación de Meta /META

Aún con ello, el planteamiento es serio: Se nos está vendiendo llevar la virtualidad a la experiencia vital diaria, de forma que lo que podríamos hacer cotidianamente en el mundo real fuera sustituido y desempeñado en el mundo virtual. Podríamos hacer reuniones de trabajo, impartir clases a alumnos  virtualmente presentes, incluso pasar nuestro tiempo de ocio….

La cuestión es: ¿Se pueden trasladar los límites y derechos establecidos en nuestra sociedad a ese ámbito digital? ¿Pueden trasladarse las normas, costumbres, cultura de nuestro entorno a un mundo sin fronteras? ¿Es esa virtualidad, en definitiva, un campo seguro para nosotros, y para nuestros adolescentes de hoy día? Como docente de ciclos de Formación Profesional, consciente de la necesidad de la integridad que deben tener los alumnos en lo técnico o profesional y en lo personal da cierto vértigo que la virtualidad de paso a una “cotidianidad”, que, por una sensación de ficción, permita hacer todo cuanto se quiera en tanto no es “verdad”, que se pierda de vista la ética y la responsabilidad de las actuaciones personales.

Y en otro orden, los hombres y mujeres necesitamos un contacto físico -después de tanto confinamiento la carencia de relaciones sociales nos ha pasado factura- donde las personas nos veamos y hablemos, donde el lenguaje no verbal tenga un significado y dote de sentido los encuentros en los distintos ámbitos de convivencia… ¿No nos estamos dirigiendo hacía un mundo sin sensibilidad y empatía alguna? Espero equivocarme de todo corazón, pero en todo caso el riesgo está servido y nuestro empeño seguirá siendo la formación en la verdadera libertad y el bien de nuestros estudiantes.

 

Marianna Fonseca, docente de la EFA EL LLANO.