Aunque la universidad debería estar alineada con las necesidades de las empresas, la realidad es bastante distinta, lo que dificulta que el mercado de perfiles que de verdad demandan las empresas termine de consolidarse. Los cambios en el mercado laboral, especialmente con la llegada de nuevas tecnologías, están creando una diferencia entre lo que se enseña en las facultades y lo que realmente se busca en los trabajadores.

La formación continua está olvidada.

Según varios informes de agencias especializadas y sindicatos, herramientas como los certificados de profesionalidad y la formación continua (FP Dual) son claves, pero aún no cuentan con el apoyo y la seguridad jurídica necesaria. Estas herramientas permiten a los trabajadores actualizarse y adquirir nuevas competencias para adaptarse a los cambios del mercado, como por ejemplo, los empleados de la industria del automóvil, que necesitan aprender sobre la nueva tecnología de la Industria 4.0.

Estos mismos informes  también afirman que las empresas tienen un papel crucial: “deberían facilitar más prácticas a los estudiantes y ser parte activa en su formación, ya que es esencial que los futuros trabajadores puedan aplicar en el trabajo lo que han aprendido en clase, pero a veces la burocracia no se lo pone del todo fácil.”

Adaptarse al cambio: la habilidad más valorada.

Cada vez más empresas buscan trabajadores que sepan adaptarse a los cambios rápidos del mercado laboral. En 2023, más del 50% de las ofertas de empleo en España buscaban esta habilidad. Las profesiones con más vacantes están relacionadas con la tecnología, como los analistas de sistemas y los desarrolladores de software. Además, hay mucha demanda de perfiles en áreas como el comercio, el marketing y el mantenimiento de instalaciones.

¿Qué falta?.

Un aspecto clave que aún no se está trabajando lo suficiente (o no de la manera más adecuada) es la formación continua. En un mercado laboral tan cambiante, es necesario que los trabajadores sigan formándose a lo largo de su vida para no quedarse atrás. 

Las campañas de información sobre qué trabajos tienen más futuro y cómo acceder a ellos, así como los servicios de orientación profesional, pueden ser de gran ayuda para que las personas sepan qué habilidades necesitan aprender o mejorar.

Mejor colaboración entre empresas y centros.

Para cerrar la brecha entre lo que se estudia y lo que realmente piden las empresas, es necesario que centros de formación y empresas trabajen de la mano. Ya hay iniciativas que, gracias a la tecnología, permiten a los centros adaptar sus programas formativos a las demandas del mercado. Esto asegura que los estudiantes salgan mejor preparados y encuentren trabajo más fácilmente en sectores que están en constante crecimiento.

En este aspecto, desde las EFAS venimos trabajando en la FP Dual y la alternancia aula/empresa desde hace más de 50 años, trabajando mano a mano tanto con las empresas más punteras de nuestro entorno, como con los medianos y pequeños autónomos, que también tienen mucho aportar. 

Además, al margen del funcionamiento interno de nuestros centros, también llevamos a cabo distintas acciones de orientación para que todos aquellos que todavía no conocen las ventajas y el funcionamiento de una FP puedan valorar esta gran alternativa que está revolucionando el panorama socioeconómico de nuestro país y que sigue cambiando las vidas y el futuro de muchísimas personas.